sábado, 14 de noviembre de 2009

El amor 10

Mis últimas palabras fueron negras, lo sé porque las vi salir de mi boca como humo. Eran de un negro brillante, muy oscuro y como era de noche se veían poco bajo la luz de las farolas de la rambla. Eran negras pero no por ello feas, tampoco eran hermosas. Digamos que fueron palabras pesadas, tristes... suplicantes. Quizá él no las viera, quizá el no se diera cuenta del brillo de aquella negrura gigantesca que me llenaba entera.

Sus últimas palabras las recuerdo amarillas, se veían bien en aquella noche fría, por eso todo me quedó suficientemente claro. Aún puedo verlas. radiantes, gritándome su hastío a la cara como si trataran de convertirse en mi propia conciencia repentina. Mis ojos se clavaron en su espalda y él pronunció aquella frase lapidaria: "yo creo que nuestro tiempo ya pasó" y siguió caminando las aceras verdes, que aún guardaban algo de esperanza, y tiñéndolas de un color que no recuerdo, quizá sea ese el color con que cubre los días el olvido.

2 comentarios:

  1. Y ahora, 365 días más tarde, cuando mi vida parece tener rumbo y colores de arco iris, vuelves de tus sendas extra urbanas y grises y me dices: "te he echado de menos" y delante mi media sonrisa enrrojezida de dientes blancos que no permiten ocultar el brillo de mis ojos, yo te contesto atónita: "qué es lo que ahora ves que antes no podías ver?". Y tú, con tez rígida me miras y te quedas sin palabras... tic tac, aun espero: "ya tengo el corazón latiendo permitíendose darle lo que necesito, y tu lo tienes". No me cabía el aire en los pulmones. Púrpura, mi actual amante es de este color, tu eras rosado... no se si podré combinar a ambos. Quizás no me interesa tu pinzelada, quizás ya tenga quine esculpa y moldee mi cuerpo y mi alma, quizás la paleta no te necesita, será que ya tengo el lienzo terso y su dibujo bien enmarcado.

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  2. Mis palabras eternas son irisadas, me colman de colores de gammas infinitas y salen directamente de mi corazón. Su arco pigmentado varia según mi intensidad al amar y se esconden tras las palabras que salen por mi boca. Son volátiles y sinceras, anhelan aquello que desean. No las pudiste ver ni oir, tan solo susurraban débiles.
    Tus sentenciadoras palabras las guardo con dulzura y vuelvo a ellas cuando me apetece y no me cansan. Mis pupilas se dilataron al escucharte decir que algo nuestro, el tiempo que nos dedicamos era ya marchito... sigo paseándome por mi camino con mis minutos y segundos, a una ladera quedan las flores que brotaron al regarlas con nuestra ternura.

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