sábado, 14 de noviembre de 2009

El amor 6

5)Escarcha
Hablaban desde la distancia. Conservaban sus mañanas y sus noches, las de ella solitarias, las de él monótonas. Conservaban sus olores íntimos, sus manías, sus errores y secretos mejor guardados, su espacio y tiempo sin el otro. Compartían, sin embargo, palabras: algunas efímeras, otras de esas que se tatúan para bien o para mal en la memoria y aparecen de improviso acompañadas de sensaciones que se posan en el pecho. Palabras que llegaban desde lejos, sin rostro, ni calor y atemporales, porque muchas quedaban escritas para poder revivirlas cuando cualquiera de los dos lo deseara.
Ella lo amaba, o eso creía que al fin y al cabo es lo que cuenta. De entre todas las decepciones que había sufrido, la de él había sido la menos dolorosa, de entre todos sus sueños anhelantes de amor, él era el más real, de entre todos los problemas que el amor podía causarle, él era el más lejano y de entre todas las excusas a su amor apasionado, las de él eran las más justificadas.
Él siempre la amó, desde el principio de los tiempos, pero en algún momento de su vida se sumergió en una paz helada que le entumeció hasta los huesos y de la que no intentó siquiera salir.
Se enviaron palabras y palabras, las de ella cada vez más llenas de amor comenzaron a alojarse en el pecho de él, cuando agotaron el espacio le llenaron la cabeza, las orejas, los ojos, la boca, el orgullo, los miedos. Y así henchido de palabras y congelado en esa paz entumecedora se fue llenando de un amor estático y absurdo del que no podía zafarse y se hinchó tanto, tanto, tanto que explotó en medio del hielo de esa paz elegida. Sus trozos se congelaron. Ahora son la escarcha de un amor sin medida.

1 comentario:

  1. Lo que fué y aquello que desde nuestro presente evocamos que sea... esa gran distancia que todo lo tiñe de edulcorante si tu ahora no funciona o lo cubre de gris si tienes quien te bese, me besa ahora en la boca.

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