sábado, 14 de noviembre de 2009

El amor 8

7)A VECES
A veces es difícil olvidarse: "lo siento él ya no vive aquí". Pararse fríamente después de pronunciar estas palabras y observar cómo tu interlocutor busca el dolor en tu mirada. Cuántas veces he tenido la tentación de explicarle al cartero lo que ocurrió, cuando su mirada lastimosa me pesa con tanta fuerza que me obliga a hurgar en el suelo con los ojos como si buscase un hoyo por el que escapar. Contarle que aquel hombre que solía abrirle en calzoncillos cuando nos traía el encargo de la semana, el que sonreía y me hablaba con dulzura, ya no está conmigo más. Esa es otra respuesta que odio, “ya no estamos juntos”, a veces incluso me ahorro el juntos”. “Ya no estamos”, lo dice todo. ¿Por qué duele tanto revelarle al mundo que se acabó? Es como decirles que fuiste incapaz de conservar algo que te importaba, es un reconocimiento público de un fracaso. A veces me cuesta tanto decirlo que sólo hago un gesto con las manos un “no” y pongo cara de circunstancias, que aún no sé muy bien qué cara es. En mi caso es la cara que esta circunstancia en concreto me produce y no sabría describirla porque no me veo cuando la pongo. Sé que lo que siento es una necesidad inmensa de que nadie me pregunte nada más, es una cara de se acabó la relación y se acabaron las preguntas. Siento que esas preguntas están fuera de lugar. Si un pariente se muere la gente no va al velatorio a preguntar de qué murió, si sufrió, si tenía dolores...pues es casi lo mismo.
A veces es difícil olvidarse también porque dejaste restos: un calcetín tuyo entre mi ropa, uno solo, un calcetín sin su pareja. Y me doy cuenta de que es lo único que compartimos ahora: una pareja de calcetines, cada uno tiene el suyo igual al del otro, cada uno en su parte del mundo, en su parte de la vida. Yo lo conservo, quizá tú lo hayas tirado ya.
A veces también es difícil recordarte, se me olvida tu imagen, a veces te cuelas en mis sueños sin permiso, a veces te odio, a veces te echo de menos, a veces, a veces, a veces... y todos los días en cada trozo de minuto que no me roban esas veces dibujo un mañana en el que no aparezcas.

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